Si bien es cierto que a los barcos arrastreros sus radares les marcan que hay anchoa, por distintas razones, la anchoa no se levanta a la superficie y nuestros barcos, que pescan al cerco, no la detectan.

Sí detecta por otro lado, una cantidad importante de chicharrillo, sardina y, sobre todo, verdel. Estas especies se comen a la anchoa y no la dejan subir a la superficie.

El verdel concretamente es una especie que aparece entre los meses de noviembre y marzo. Normalmente, nuestra flota empieza a pescarla entre mediados de febrero y todo el mes de marzo, y las cantidades que se pescan alcanzan volúmenes de hasta 20.000.000 de kilos. Pero este año, a pesar de ser un año excepcional de verdel, las autoridades competentes han recortado a los barcos de bajura las cuotas y no han podido pescar más que durante dos semanas, con cupo máximo total de 80.000 kilos de verdel por barco, o sea, una nadería. El resultado es que sigue habiendo mucho verdel en la zona: se come a la anchoa, o la asusta, y no la deja subir.

Por otro lado el tiempo no está dando tregua y son muchos los días en los que los barcos no se han hecho a la mar por los temporales que estamos viviendo en todo este mes de perros que llevamos. La anchoa no entiende de tratos de despachos, ni recortes de cuotas. Lo único que detecta es que que tiene tres enemigos acechando: el verdel, el mal tiempo y el frio. Mientras éstos no le den tregua, me parece que nos va a tocar tener mucha paciencia.

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