Como ya os contamos en dos artículos anteriormente, existen muchos mitos sobre la nutrición, la alimentación y los alimentos, y aún podríamos hablar sobre más de ellos, pero ya que poco a poco vamos adentrándonos en el invierno, hoy os vamos a contar algunos mitos sobre la salud en esta estación.

El frío hace que enfermemos

Aún antes de estos dos últimos años que están siendo especiales en este aspecto, por desgracia de una manera peyorativa, es habitual que en invierno enfermemos más que en otras épocas del año, de ahí que lo relacionemos con el frío, pero el frío como tal no es el causante de que enfermemos más. 

La realidad es que en invierno pasamos más tiempo en sitios cerrados, con calor gracias a sistemas de calefacción y este ambiente, junto con la acumulación de gente y una menor aireación convierten los interiores en sitios perfectos para que sustancias nocivas y patógenos proliferen. Además en estos ambientes el contacto social es mayor lo que ayuda a propagar cualquier afección que se pueda tener. Finalmente, el clima más frío del invierno favorece además la supervivencia de virus como los del resfriado o la gripe.

Hacer ejercicio con frío no es bueno

En invierno, con el frío es habitual que apetezca menos practicar deporte, sobre todo al aire libre, además la temperatura y climatología que suele acompañar a esta estación no motiva demasiado, pero precisamente es una época del año en la que conviene y mucho realizar ejercicio. Mantener una rutina de ejercicio durante el invierno puede ayudar no solo a fortalecer nuestro sistema inmunitario sino también a segregar endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad” que en esta época vienen genial para compensar los días más oscuros que pueden hacernos sentir menos activos y alegres.

En invierno engordamos

Otro de los mitos más extendidos es que en invierno engordamos más debido al frío, pero si bien es una época en la que destacan celebraciones y la ingesta de alimentos quizá más calóricos, el invierno y el frío como tales no tienen esa repercusión directa. De hecho el frío puede causar que el metabolismo de nuestro organismo se acelere, ya que el cuerpo necesita hacer un esfuerzo mayor para mantener una temperatura corporal adecuada, lo que causa que se consuman las reservas de grasa que el cuerpo contiene.

En invierno no hace falta protector solar

SI bien es cierto que en invierno la cantidad de sol que recibimos es menor, sea por el clima normalmente menos soleado y por la menor cantidad de horas de sol a lo largo de los días, la radiación solar sigue estando presente, aunque la notemos como un agradable calor del sol en un día frío. Por ello, si nos vamos a exponer al sol, aunque sea una porción menor del cuerpo, es igualmente importante protegerse de una manera adecuada y utilizar un protector solar de factor adecuado para nuestro tipo de piel.

El alcohol ayuda a entrar en calor

Como mito final hemos dejado uno de los más extendidos. Es muy habitual no solo escucharlo sino incluso haberlo visto o practicarlo, se trata del mito de que el alcohol ayuda a entrar en calor, pero nada más lejos de la realidad. 

El alcohol tiene un efecto vasodilatador y lo que causa es una falsa sensación de calor, que en realidad causa un enfriamiento interno del cuerpo. Al tomar alcohol los vasos sanguíneos se dilatan y los que están más cerca de la superficie de la piel se abren causando esa sensación de calor, ya que la sangre, caliente per se fluye mejor por todo el cuerpo. Pero esto lo que causa es que al circular de manera fluida por todo el cuerpo la sangre se enfríe, haciendo que el cuerpo entero se enfríe.

¿Conocéis algún otro mito relacionado con la salud y el invierno? Si lo conocéis, contádnoslo en nuestras redes sociales, ¡estaremos encantados de conocerlos!

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