El término metabolismo basal, también llamado tasa metabólica basal, hace referencia al gasto de energía que el organismo necesita para mantener las funciones vitales, es decir, las kcal mínimas diarias, y representa entre un 50% y un 70% del gasto energético total. A continuación veremos su importancia, de qué depende y cómo se define y de cómo aprovecharlo.

Para comprender qué es el metabolismo basal, podemos hacer el ejercicio de imaginar que nuestro cuerpo es una máquina que necesita combustible a modo de alimentos, que le proporcionan la energía que necesita a modo de kcal y los nutrientes para mantener sus funciones, y estas funciones a su vez (respirar, bombear sangre, regenerar tejidos, etc.) generan un gasto de energía aún en reposo. Ese gasto de energía mínimo necesario para mantener todas las funciones vitales mencionadas es lo que se denomina metabolismo basal que constituye más de la mitad del gasto energético total de nuestro organismo.

Para calcular el metabolismo basal, normalmente en estado inactivo y tras un ayuno de 12 horas, existen dispositivos muy precisos, llamados calorímetros, pero que no son de uso común. Existen también básculas que incluyen analisis detallados en base al peso, la altura y sexo de cada persona. Finalmente, una manera de calcular un aproximado mediante las fórmulas matemáticas elaboradas por Harris-Benedict:

Mujeres:

Gasto energético total en reposo = 655,1 + (9,56 x Peso) + (1,85 x Altura) - (4,68 x Edad)

Hombres: 

Gasto energético total en reposo = 66,5 + (13,74 x Peso) + (5,03 x Altura) - (6,75 x Edad)

En ambos casos, si se quiere calcular con más exactitud, hay que aplicar un factor de corrección en base a la actividad física. Como se puede extraer de las fórmulas que ayudan a calcularlo, hay múltiples factores que afectan al metabolismo basal:

Edad:

A medida que envejecemos, el metabolismo basal se ve reducido debido a que el gasto energético para mantener las funciones vitales básicas es menor, así que deberemos adecuar nuestros hábitos, ya que este factor de la edad es uno contra el que no se puede luchar.

Sexo:

Durante el desarrollo y al llegar a la edad adulta es un factor clave, ya que por lo general, y debido a la diferencia de masas grasas, musculares y la distribución de las mismas, el metabolismo basal de las mujeres suele ser menor que el de los hombres.

Peso:

Cuanto menos pesemos, menor será el gasto energético que haga nuestro cuerpo.

Si a estos factores, le aplicamos un factor externo como pueda ser una alimentación adecuada y una actividad física mínima rutinaria, podemos afectar tanto directamente con ese gasto calórico, como indirectamente a nuestro metabolismo basal, ya que por ejemplo un cuerpo acostumbrado a hacer ejercicio, necesitará más energía aún en estado de reposo y por lo tanto el metabolismo basal será mayor.

Es cierto, que además de estos factores hay otros más profundos que pueden afectar a nuestro metabolismo, como pueden ser factores hormonales, genéticos, climatología, problemas de salud e incluso de sueño.

Finalmente, y fijándonos en los factores mencionados que podemos controlar, concretamente el peso y la composición corporal,  con dedicación y siempre siguiendo unas pautas adecuadas y sanas, podemos hacer que nuestro metabolismo basal sea el ideal. Por ejemplo, si nos acostumbramos a una rutina de ejercicio, además de quemar materia grasa, y conseguimos aumentar la cantidad de músculo, la cantidad de energía necesaria para mantener esa musculatura hará que nuestro metabolismo basal aumente haciendo que quememos más calorías.

Como siempre que tratamos temas similares, queremos finalizar diciendo que en caso de dudas sobre salud, nutrición e incluso ejercicio lo primero será siempre consultar a un profesional para asegurarnos de que hacemos las cosas bien.

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