Como decimos, suele ser habitual ir a coger algún alimento que tengamos almacenado, sea en un frutero o en un cajón del frigorífico y nos encontremos con que le ha salido moho en parte de la superficie, y nos surge la duda de si cortar la parte afectada, o tirarlo entero. Si bien lo más indicado es tirarlo entero, hay algunas excepciones que os contamos aquí abajo.

Cuando un alimento presenta una zona dañada y afectada por hongos o moho, podemos pensar que si quitamos esa zona podemos consumir el resto del alimento de manera segura, pero en casos así, el verdadero problema no es el hongo en sí, que nos avisa con su aparición en la superficie sino las micotoxinas, que son sustancias tóxicas generadas por algunos hongos de distintos géneros como el Aspergillus o el Penicillium.

Estas micotoxinas, como su nombre bien aclara son sustancias tóxicas de algunos hongos que aparecen de manera natural y en muchos casos son inevitables, y si bien existen multitud, solo algunos tipos suelen aparecer en alimentos de uso común, pero no por ello son menos peligrosas ya que pueden generar toxicidades agudas e incluso crónicas en las personas.

Si bien por lo general, el consejo de los expertos en seguridad alimentaria es no arriesgarse y desechar el alimento entero, al menos en el caso de alimentos blandos como puedan ser frutas o verduras, existen casos, por ejemplo el caso de alimentos “duros” como el queso curado, donde el moho esté localizado en una zona, en esos casos, si se recortar con un margen suficiente, el consumo de dicho queso volvería a ser seguro.

Así que podríamos dividir en dos tipos los alimentos de cara a estas apariciones de hongos y moho. Por un lado los blandos, con mucha humedad ya que podrían estar contaminados más allá de lo que se ve a simple vista, como por ejemplo en frutas, hortalizas, fiambres y carnes, caldos o comidas ya elaboradas, quesos blandos o cremas, cereales y pasta, mermeladas, el pan y productos horneados.

Por otro lado, tendríamos alimentos considerados secos y duros, que podrían comerse si se elimina adecuadamente la parte afectada, como por ejemplo embutidos duros, como chorizos y salamís, quesos curados, e incluso hortalizas duras como puedan ser las zanahorias.

Como en muchos aspectos relacionados con la seguridad alimentaria, lo que deberá primar es el principio de precaución, y ante la duda, desechar el alimento completo de manera cuidadosa y sin olerlo ni probarlo ni siquiera un poco, ya que las posibles consecuencias de consumirlo podrían ser desastrosas.

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