Cuando en un artículo anterior os hablamos sobre el batch cooking, o cocinado en lotes, os comentamos sus bondades y beneficios, tales como el ahorro de tiempo y su consecuente ahorro para el bolsillo, sobre todo últimamente.

Tanto si es para conservar cantidades de comida cocinada en lote como si es para alguna elaboración menor que nos haya sobrado, es muy importante saber cómo conservar estos alimentos ya cocinados. Entre los alimentos que consumimos (o deberíamos consumir) a diario, se encuentran las verduras, y como decimos, tan importante es escogerlas adecuadamente como cocinarlas y conservarlas correctamente.

En otro post anterior también os hablamos sobre diferentes métodos de cocinado y sobre cuales mantienen mejor todas las propiedades y vitaminas. En el caso de las verduras, si seguimos unos pocos pasos, nos aseguraremos de mantener la mayor cantidad de nutrientes.

Antes de cocinarlas probablemente las tengamos que conservar durante algún tiempo, para ello es importante lavarlas bien, evitar cortarlas o trocearlas demasiado, ya que cuanto más las cortemos, más se oxidarán, haciendo que se echen a perder antes. Si vamos a tener que congelarlas, un buen consejo es escaldarlas antes de meterlas en el congelador, ya que de esta manera no perderán su textura. Como alternativa a estas verduras frescas, podemos encontrar en el mercado verduras encurtidas, que pueden ser una buena alternativa, ya que en este formato mantienen todos los nutrientes que posteriormente nos aportarán al consumirlas.

A la hora de cocinarlas, las verduras mantendrán más nutrientes si las cocinamos poco y a fuego lento, otra manera es hacerlas al vapor, ya que de esta manera conservarán mejor sus nutrientes.

Una vez cocinado, nos falta el paso final hasta que las comamos, que es el de la conservación. Es importante con las verduras, así como con cualquier alimento, dejar que se enfríen completamente antes de meterlos en la nevera o congelarlos. En algunos casos, si las verduras retienen mucha agua, es buena idea dejar que escurran ya que esa cantidad de agua puede condensarse durante el periodo de conservación.

Sobre el tiempo que se pueden conservar, dependerá del modo en el que las hayamos elaborado. Por ejemplo, en guisos o sopas pueden aguantar de 2 a 5 días según los ingredientes que lleven. En el caso de los sofritos, congelados o en conserva pueden aguantar meses, pero en la nevera deberíamos guardarlo un máximo de una semana. Las salsas y las verduras horneadas pueden aguantar entre 4 y 5 días, siempre que no lleven huevo. En el caso de verduras cocidas, unos 3 a 5 días, meses si se congelan, pero en algunos casos como en el del brócoli o la patata, probablemente pierdan su textura a la hora de consumirlos de nuevo.

Si cocinamos mucho de esta manera o guardamos envases en el congelador, un consejo, simple pero efectivo, es usar etiquetas para indicar la fecha en la que se han puesto  congelar o a conservar. De esta manera sabremos qué “caducidad” tienen nuestras verduras conservadas.

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