Aún faltan unos días para la llegada oficial del verano, pero últimamente el clima parece que ya nos los quiere traer. Junto a estos cambios de temperatura y clima, donde el calor y el sol serán los grandes protagonistas, es conveniente adecuar nuestra alimentación para adaptarnos a la estación. En verano, no solo nuestra alimentación cambia, en muchos casos también lo hace nuestra rutina (horarios de trabajo diferentes, vacaciones, tanto escolares como laborales, etc.) y esto nos lleva en ocasiones a alterar nuestra alimentación, pero en ocasiones lo hacemos de una manera inadecuada.

Como ya hemos comentado en un artículo anterior, las dietas rápidas de cara al verano, no son nada recomendables, lo que debemos hacer es adecuar nuestra alimentación al verano, consumiendo alimentos de temporada y que nos ayudarán a combatir el calor.

A continuación listamos algunos consejos que seguro os ayudarán a pasar un mejor verano desde el punto de vista de la alimentación y la salud.

Hidratación

Como ya os comentamos en un artículo anterior y os hemos comentado en múltiples ocasiones, la hidratación es muy importante, sobre todo en épocas de altas temperaturas como el verano. Si queréis saber más al respecto, echad un ojo a nuestro anterior artículo.

Alimentación saludable

Seguir unos patrones alimentarios nos ayudará a mantener esa alimentación saludable aún en verano, un buen ejemplo a seguir es el de la conocida dieta mediterránea (donde entendemos dieta como pautas de alimentación, no como un régimen), de la que también os hablamos hace poco en un par de artículos.

Consumir frutas y hortalizas de temporada

En verano podemos encontrar muchas frutas y hortalizas que además de ayudarnos en la hidratación, son bajas en calorías y ricas en vitaminas, así que serán un gran aliado en nuestro día a día. Entre las frutas podemos encontrar los melocotones, la granada, el aguacate, uvas, sandía y melón y los plátanos. Entre las verduras de temporada nos encontramos con la cebolla, el calabacín, lechuga, tomate, pimientos y berenjena entre otros.

Disminuir el consumo de bebidas calóricas

Cuando hace calor nos apetece refrescarnos con una bebida bien fresquita, pero si no queremos trastocar nuestra alimentación, deberíamos minimizar el consumo de bebidas calóricas, como pueden ser los refrescos azucarados, las bebidas alcohólicas y similares. Como alternativa, podemos sustituirlas por zumos naturales (si son con pulpa, mejor), infusiones y tés fríos y como no, por agua.

Moderar la ingesta de comida

Deberemos intentar disminuir la cantidad de comida a ingerir, ya que de esta manera, evitaremos por un lado un aporte calórico innecesario y por otro, evitaremos digestiones pesadas.

Cocinar sencillo, pero cocinar

Si tendemos a cocinar menos nuestras comidas en verano, por lo general disminuiremos también la ingesta de calorías, intentar tomar ensaladas o preparaciones donde los alimentos no sean muy procesados nos ayudará en ese aspecto. Lo que sí debemos evitar es dejar de cocinar, ya que eso nos puede llevar a comer alimentos precocinados.

Limitar el consumo de grasas

Es recomendable limitar, que no eliminar del todo, el consumo de grasas, intentando que las que consumamos sean grasas saludables como puedan ser las que provienen del aceite de oliva, frutos secos o similares. Si preparamos alimentos a la plancha, al vapor o en su propio jugo, podremos moderar de manera sencilla la ingesta de dichas grasas.

Actividad física sí, pero de forma segura

La actividad física es muy importante durante todo el año y no lo es menos en verano, pero sí es verdad que llevar a cabo deportes en verano puede causarnos más efecto físico que hacerlo en otra época, debido sobre todo a las altas temperaturas, así que si se va a practicar deporte de manera exhaustiva, hay que hacerlo con cuidado, hidratándonos adecuadamente siempre y protegiéndonos del sol de la manera adecuada.

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