Como decimos, es habitual que a la hora de cocinar no calculemos bien las cantidades ya acabemos haciendo comida de más, o en otras ocasiones puede que lo hagamos a posta para utilizar alimentos que tengamos guardados y no queramos que se nos echen a perder. Lo más habitual en esos casos es que cojamos dicha comida y la metamos al frigorífico, pero aún y todo, hay que tener ciertos cuidados a la hora de hacerlo.

Si bien, consideramos sobras de comida, los alimentos que están ya elaborados y listos para ser consumidos, normalmente habrán pasado ya por procesos de cocinado (salvo quizá en casos de alimentos frescos como frutas o ensaladas). Así que podemos pensar que si ya hemos cocinado los alimentos y posteriormente los hemos conservado adecuadamente, y siempre que no haya pasado un tiempo excesivo ( según recomendaciones, 2 o 3 días en el frigorífico y como mucho 3 meses en el congelador) podemos consumirlas sin mayor problema una vez las tengamos a temperatura ambiente o tras calentarlas un poco. Es aquí donde debemos tener cuidado.

Si esas sobras que hemos sacado de su ambiente de conservación y dejado que se atemperen no las tratamos adecuadamente, pueden convertirse en alimentos de riesgo, pues existe la posibilidad de que se hayan desarrollado microorganismos dañinos en su superficie, al fin y al cabo, vivimos rodeados de bacterias, que si bien no todas son dañinas, pueden hacer que nuestros alimentos se conviertan en inadecuados. Una manera de mantener a raya estos riesgos mediante el frío, a una temperatura menor a 5 ºC ayudará a que no se desarrollen, esta es la razón por la que es importante guardarlas en el frigorífico o congelador. Si además metemos las sobras en recipientes que cierren herméticamente, ayudaremos a su conservación y podremos utilizar parte, según nos convenga, conservando el resto para un consumo posterior.

Una vez establecida la importancia de una conservación adecuada de las sobras de alimentos, recordar que hay algunos tipos de alimento que son especialmente sensibles y con los que tendremos que extremar las precauciones, como por ejemplo: carne, pescado, elaboraciones a base de huevo crudo o ligeramente cocinado y frutas cortadas o peladas.

Si bien la conservación es importante tal y como hemos recalcado, antes de consumir las sobras, es igualmente importante tratarlas de manera adecuada. No servirá con darles un calentón para atemperarlas, lo ideal es calentarlas bien para eliminar posibles riesgos. En el caso de elaboraciones con líquido, sean sopas, salsas, caldos o guisos, lo ideal es que hiervan durante algunos minutos. Si las sobras que vamos a consumir no tienen una base líquida, lo ideal es que en el proceso de calentado alcancen por lo menos unos 60-70 ºC.

En el caso de las elaboraciones que se tomen en frío, toda la importancia recae sobre una conservación adecuada de las mismas.

Finalmente, es también importante saber, que tras ese calentamiento de las sobras para su consumo, está completamente desaconsejado y volver a recalentar las sobras, si nos vuelve a sobrar comida, ahí deberemos desecharla, ya que no debe volver a guardar y recalentar, ya que el riesgo de sufrir algún problema de seguridad alimentaria puede ser grande.

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