Las cebollas son un alimento que no debería faltar en ninguna despensa ni cocina, pues además de ser muy versátil y delicioso, posee propiedades muy beneficiosas. Como muchas frutas y verduras, las cebollas poseen una gran cantidad de agua, y muy pocas calorías, además de poder aportar una gran cantidad de vitamina C y vitamina K. Curiosamente, también aporta una cantidad de calcio muy considerable.

La cebolla posee además quercetina, un antioxidante natural de la familia de los flavonoides y cuyo beneficio directo es el de reforzar nuestro sistema inmunitario, esto junto con el gran aporte de vitamina C (cerca de una cuarta parte del consumo de vitamina C diario recomendado) que puede llegar a aportar, la convierten en el aliado ideal para mantener en forma nuestro organismo.

La gran cantidad de calcio que aportan las cebollas, junto a la vitamina K, ayudan a mantener unos huesos fuertes y a prevenir posibles enfermedades óseas como la osteoporosis, especialmente en personas de edad avanzada.

Las cebollas poseen además ciertos compuestos que ayudan a disminuir los niveles del conocido como colesterol malo (LDL), así que son unas buenas compañeras para personas que tengan un colesterol alto, ya que junto con una dieta equilibrada y una rutina de ejercicio adecuada, puede ayudar aún más a controlar dichos niveles de colesterol.

Como veis, la cebolla puede resultar muy beneficiosa y además como hemos comentado al principio es muy sencilla de incorporar a nuestra alimentación diaria ya que se presta a comerse de múltiples formas y en distintas elaboraciones, el único cuidado que debemos tener es que puede resultar un poco indigesta para personas que tengan algún tipo de afección gástrica o digestiva.

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