Como siempre recalcamos, consumir productos de temporada, siempre es una buena idea, más si son productos de proximidad. Por eso hoy os traemos un artículo sobre un alimento que llega junto con el otoño, las castañas. Se trata de un fruto seco con múltiples propiedades y que además están muy ricas, además de hablaros de ella os daremos algunos trucos para prepararlas en casa.

Las castañas, si bien son un fruto seco, son un poco especiales, ya que en ellas predominan los hidratos de carbono y las proteínas de calidad (ya que poseen una gran proporción de aminoácidos esenciales) y a la vez contienen una cantidad muy pequeña de grasas insaturadas, cerca del 5%. Además son una gran fuente de fibra y micronutrientes de calidad como el fósforo, el magnesio, el potasio y vitaminas del grupo B.

Tal y como hemos visto, la cantidad de grasas que posee es muy reducida, convirtiéndolo  en el fruto seco más ligero, no llegando a contar más de 200 calorías por cada 100 gramos de producto. Posee además propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como un efecto prebiótico en el organismo, beneficiando de esa manera la flora intestinal.

Como el resto de frutos secos, las castañas son un alimento muy saciante que puede ayudar a controlar lo que comemos y al ser fácil de digerir y contener poca materia grasa, es una buena elección para quien busque no ganar peso. Gracias a su contenido de compuestos antiinflamatorios y antioxidantes, pueden ayudar a prevenir y controlar enfermedades relacionadas con procesos inflamatorios y cardiovasculares. Su alto contenido en fibra además, es ideal para ayudar en el tránsito intestinal a personas que lo necesiten.

Tanto si os gustan las castañas como si no las habéis probado, en muchas ciudades, por estas fechas suelen poner pequeñas casetas con vendedores ambulantes de castañas, pero si no queréis comprarles, siempre podéis comprarlas en un establecimiento y prepararlas en casa. Se pueden preparar tanto asadas como cocidas, hoy daremos algunos trucos para hacerlas de manera sencilla y rápida:

Al horno

Asar las castañas en el horno nos puede permitir hacer de golpe una gran cantidad. Lo ideal es precalentar el horno a unos 200 ºC durante unos 10 minutos. Durante ese tiempo, les haremos un corte que atraviese las dos pieles. Si hacemos dos cortes en forma de cruz, se facilitará el posterior pelado. En cuanto al tiempo, variará según el tamaño, pero unos 10 minutos de cada lado debería ser suficiente.

A la sartén

En las ferreterías se pueden encontrar sartenes especiales para asar castañas, son como sartenes con dos bases y una bisagra en medio que permite hacerlas por ambos lados sin tener que girarlas, pero si no disponéis de un utensilio así, también se pueden hacer con una sartén tradicional, pero como puede que al tostarlas se quemen un poco, recomendamos hacerlo con la sartén más vieja que tengamos. Como en el caso anterior, es recomendable hacerles un corte que atraviese la piel y ponerlas a fuego fuerte mientras las movemos de vez en cuando. Como las veremos a simple vista, valoraremos el tiempo que necesitan, pero con una media hora debería ser suficiente.

Al microondas

Para hacer las castañas al microondas, el proceso es similar a los expuestos anteriormente, pero más rápido. Simplemente tendremos que hacerles un corte a lo largo para abrirlas para permitir que entre y salga el aire y no exploten. Las meteremos en un recipiente donde tengan espacio y las cocinaremos dos minutos a máxima potencia. Si al sacarlas y comprobar su punto con un cuchillo vemos que aún están duras (el tiempo puede variar según el tamaño de las piezas) las meteremos medio minuto más. 

Como en los casos anteriores, lo ideal es pelarlas antes de que se enfríen ya que de esa manera la labor será mucho más sencilla.

Y vosotros, ¿tenéis algún truco para hacer las castañas en casa? Esperamos que este artículo os haya gustado.

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