La vitamina D, es una de las pocas vitaminas que nuestro organismo es capaz de producir. El principal encargado de producirla es nuestra piel cuando ésta se expone a la luz solar, casi el 80-90% de la vitamina D que obtenemos se produce de esta manera, mientras que el 10-20% restante lo obtenemos a través de la alimentación. Por eso, ahora que acaba de comenzar el otoño y ya que con ello la presencia del sol se irá viendo disminuida, hemos decidido hablaros sobre la Vitamina D y daros algunas pautas y consejos.

Como decíamos, la principal fuente de vitamina D para el organismo la obtenemos a través de la piel que la sintetiza ante la presencia de luz solar, por eso podríamos pensar que viviendo en una zona donde a lo largo del año hay mucha luz solar no tendremos problema, pero la realidad es que según estudios, casi la mitad de la población adulta tiene algún déficit de esta vitamina, porcentaje que aumenta en la zona norte donde no disfrutamos de tanta presencia del sol. En los últimos meses, y a raíz del confinamiento esto se ha visto acentuado ya que hemos tenido que hacer más vida interior y hemos tenido un verano atípico. Ahora, con la llegada del otoño e invierno, es el momento de tener esto en cuenta e intentar suplir esa posible carencia de vitamina D, incorporándola a nuestra dieta.

Pero antes, hablemos de la vitamina D como tal, ¿Qué es? y ¿Para qué sirve? La vitamina D es una vitamina liposoluble, este tipo de vitaminas se almacenan bajo el tejido graso del cuerpo. Tiene una función hormonal que afecta a múltiples funciones del cuerpo, es fundamental por ejemplo en la formación y crecimiento de los huesos ya que favorece que tanto fósforo como calcio se incorporen al tejido de los huesos, igualmente, ayuda a que éstos mantengan una correcta densidad ayudando a prevenir de esa manera posibles enfermedades como la osteoporosis. No menos importante es su función como reforzador del sistema inmunitario, ya que es un principal agente en la generación y maduración de glóbulos blancos entre otras células inmunológicas, dicho de manera simple, ayuda al organismo a luchar contra infecciones y enfermedades.

Como decíamos, una manera de incorporar vitamina D al organismo en los meses con menos horas de luz es complementarla o bien mediante la alimentación, o bien mediante suplementos alimenticios que la contengan. Refiriéndonos a la alimentación, aunque suponga solamente un aporte de cerca de un 20%, no se debe despreciar, ya que si incluímos en nuestra alimentación alimentos ricos en vitamina D, ayudaremos a nuestro organismo en el cambio de estación.

En cuanto a qué alimentos contienen vitamina D, por desgracia la lista no es demasiado larga, en ella, encontramos alimentos de origen animal y de origen vegetal. Por regla general, todos los alimentos que contengan vitamina D contendrán algo de grasa, ya que como hemos comentado, se trata de una vitamina liposoluble. Así entre los vegetales nos encontramos con los frutos secos y el aguacate como cabezas de lista, seguidos por cereales como el germen de trigo, setas y champiñones. Si vamos al mundo animal, la lista es algo más larga, y encontramos hígado, huevos y lácteos como la mantequilla y en el mundo que mejor conocemos en Conservas Nardín, el del pescado, nos encontramos con una buena noticia, ya que los pescados con más cantidad de vitamina D son los pescados azules como el bonito del norte, la anchoa, la caballa, el atún, la sardina y el pez espada por ejemplo.

De entre todos estos, en Nardín elaboramos nuestras conservas utilizando los mejores bonitos del norte, anchoas y caballa, así que si incorporáis a vuestra dieta parte de nuestros productos, tendréis garantizado un aporte extra de vitamina D de cara a los meses de otoño e invierno.

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