Limpio, brillante, suave y resbaladizo
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Paradójicamente, ya que el pescado en conserva mejora con el paso del tiempo, es parte fundamental para comenzar el proceso de conserva que éste haya salido del mar prácticamente “aleteando”.
Aquí os dejamos unos consejos, que nos enseñaron nuestros abuelos, para que podáis distinguir el estado de vuestras compras, y no os den gato por liebre.
Hay que prestar siempre atención a las siguientes zonas:
- Ojos: tienen que tener brillo, con la cornea y la pupila limpia y transparente, con forma redondeada y saliente.
- Agallas: suaves al tacto, con un color rojo (o rosa, según la especie) vivo y limpio.
- Abdómen: si intentamos separar la tela interna, que tiene que ser suave, limpia y brillante, debe de costar separarla.
- Espina Central: limpia, brillante y suave, que cueste retirarla.
- Piel y escamas: la piel debe de ser limpia, brillante, suave y resbaladiza, difícil de separar; con muchas escamas, que se deben de poder quitar con facilidad.
- Carne: consistente, firme y elástica.
Olor: tiene que mantener el olor a mar, a salitre. A medida que avance el tiempo, el olor se vuelve más fuerte y agrio.
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